Quizá no sea muy evidente a primera vista, pero existe una manera concreta en que los adultos hablamos a los niños. Y aunque no sea con mala intención, a veces este modo de comunicarnos no es el mejor para ellos. ¡Ni para nosotros!

Las personas adultas repetimos los patrones en los que hemos sido educados y las maneras de interactuar que hemos visto siempre. Sean o no nuestros hijos, ejercemos una serie de cambios en nuestra comunicación que no tienen lugar cuando hablamos con otros adultos. Este patrón es el que también usamos, consciente o inconscientemente, en la comunicación con personas con diversidad funcional.

¿Qué características tiene esta comunicación? Si prestas atención, verás que modulamos nuestra voz, bromeamos sobre el estado de ánimo de los niños como jamás lo haríamos con un adulto, ejercemos contacto físico sin permiso, obligándoles a dar abrazos o besos sin preguntar, y hacemos bromas sin tener en cuenta su situación y sus emociones.

¿Cómo hablamos con los niños? Recomendaciones básicas

Pregúntate en qué aspectos te ves reflejado y qué cosas quieres cambiar. Como todo comportamiento, podemos mejorar poniendo atención a nuestra actitud. Aquí recogemos los siguientes tips:

Como ves, son cambios sutiles que pueden marcar una gran diferencia. Conocer por qué establecemos un tipo de comunicación y no otra nos ayudará a ponernos en el lugar de los niños y esto nos permitirá, tras el análisis, establecer unas bases educativas y personales reflexionadas y seguras.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.