Normalmente, cuando hablamos de TDAH, solemos centrar nuestro discursos en los niños o adolescentes, sin embargo, según Fundación CADAH, un 70% de los afectados llegan a su adutez con las dificultades propias del TDAH, además de con bastantes de los síntomas del trastorno, aunque estos se manifestarán de forma diferente a como lo hacían en su infancia o adolescencia.

Si pasar a la etapa adulta es complicado, hacerlo con TDAH lo convierte en un proceso aún más difícil. Comenzamos a realizar actividades académicas más serias (ya sea en la universidad o en FP), a trabajar, a establecer relaciones de pareja… Son muchísimos frentes abiertos donde los síntomas del TDAH se manifestarán.

Normalmente, los síntomas propios de la impulsividad ahora son menos visibles aunque se mostrará en forma de poca paciencia y falta de autocontrol en las respuestas. La hiperactividad ya no es tan clara como antes, se convierte más bien en algo interno, incluso en algún movimiento involuntario y repetitivo, pero no hay tanta necesidad motora como en etapas anteriores.

En cuanto al déficit de atención, sí podemos decir que la sintomatología será parecida: despistes, dificultad para realizar tareas, organizar su vida… Debemos tener en cuenta que en esta etapa somos ya los organizadores de nuestra propia vida, no sólo debemos organizarnos en los estudios/trabajo, también debemos gestionar el dinero, gestionar el tiempo, tenemos compromisos que cumplir…

Está claro, como vemos, que aunque algunos síntomas se manifiesten de diferente manera, la adultez conlleva una cantidad de cambios que influyen en nuestras vidas y que el trastorno pueden hacer más complicados.

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Si aún estamos a tiempo, y si ha tenido ya una buena terapia reeducacional y psicológica, está claro que llegarán más preparados a estos cambios. La clave siempre es la misma: cuanto antes diagnostiquemos, antes podremos poner solución a los principales problemas.

Si el diagnóstico nos ha pillado tarde, lo mejor será acudir igualmente a terapia, donde recibiremos estrategias y consejos para intentar que sepamos manejar el trastorno. No se trata de eliminarlo, si no de saber gestionar nuestra vida con él.

¿Qué hacer desde la familia, amigos y pareja?

  1. Intentar favorecer organización en casa: usar calendarios, horarios, listas de tareas… que ayuden a que la persona no se despiste tan fácilmente.
  2. Usar técnicas de comunicación cercanas, que permitan que nos sintamos seguros y con confianza.
  3. Paciencia: es necesario que entendamos que debemos ser pacientes. Los despistes estarán ahí y nosotros debemos ser su ayuda, intentar no enfadarse, comprender la situación y crear estategias en conjunto para solucionarlo es la clave.
  4. Hacer técnicas de relajación. Realizar juntos técnicas de relajación nos ayudaría en el día a día.
  5. Recurrir a asociaciones, donde conozcamos a personas en la misma situación.
  6. Informarnos sobre el TDAH: cuanto más conozcamos el trastorno, más sencillo nos será desarrollar estrategias.
  7. Acudir a un profesional siempre que se necesite: hay cosas que no podemos solucionar nosotros mismos, en este caso, la psicoeducación nos ayudaría a entender el trastorno y saber cómo actuar en distintas ocasiones, no desaprovechéis la oportunidad de acudir.

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