Hace unas semanas, hablábamos en el blog sobre las Funciones ejecutivas. Aquellas actividades cognitivas que nuestro cerebro lleva a cabo para planificar, finalizar tareas, hacer funcionar la memoria de trabajo, la autoregulación… Hoy, queremos hablar sobre memoria de trabajo y TDAH.
¿Qué es la memoria de trabajo?
En nuestro funcionamiento cerebral podemos distinguir diferentes tipos de memoria. Para comprender un poco más sobre nuestra memoria, os dejamos con el programa número 136 de redes, en el que podemos aprender más sobre cómo construimos nuestros recuerdos de la mano de especialistas.
Cuando hablamos de memoria de trabajo, nos referimos a aquella memoria que usamos mientras estamos realizando una actividad. Normalmente, en el transcurso de la realización de una actividad, no necesitamos almacenar la información para recuperarla mucho después. Utilizamos, pues, una memoria más operativa. Que nos permite tener disponibles los datos que necesitamos mientras realizamos la actividad sin tener que almacenarlos en nuestra memoria a largo plazo. La memoria de trabajo no trata la información almacenándola y luego recuperándola. Trabaja con ella. La procesa. Por ejemplo, cuando nos dan una serie de números y nos dicen que los ordenemos de menos a mayor, estamos usando nuestra memoria de trabajo. Como vemos, este tipo de memoria es esencial en nuestro día a día. Nos permite realizar actividades a las que solemos enfrentarnos en nuestra vida diaria y gracias a las cuales también aprendemos y nos desarrollamos como personas. La memoria de trabajo es esencial para el razonamiento, la resolución de problemas y su comprensión.
Los subcomponentes
Según Baddeley, la memoria de trabajo tiene cuatro componentes:
- Bucle fonológico: retenemos temporalmente información verbal y gestionamos el lenguaje interno que nos permite gestionar esa información. Por ejemplo: cuando leemos el enunciado de un problema matemático.
- Agenda Visoespacial: nos permite trabajar y retener la información a nivel visual. Por ejemplo: en los clásicos juegos de buscar las cartas iguales.
- Almacén Episódico: Nos permite trabajar con la información que estamos recibiendo y, si es necesario, recuperar información relacionada de la memoria a largo plazo.
- Sistema Ejecutivo: Nos ayuda a controlar y regular el sistema de la memoria operativa.
Memoria de trabajo y salud mental
Como comentábamos al inicio del artículo, la memoria de trabajo forma parte de las funciones ejecutivas. Es vital para su correcto funcionamiento y la toma de decisiones. Existen muchos trastornos que se relacionan con una dificultad en las funciones ejecutivas: TDAH, Dislexia, Discalculia, TEA…
Las demencias, por ejemplo, también provocan alteraciones en la memoria de trabajo.
En la evaluación neuropsicológica, podremos identificar si las funciones ejecutivas se encuentran afectadas y cómo trabaja la persona con actividades que nos permitan evaluar cómo trabaja su memoria operativa.
La memoria de trabajo puede entrenarse (cuando más pequeños somos, mejor). Gracias a la estimulación cognitiva personalizada o a programas más generalizados, podemos entrenar la memoria de trabajo y favorecer la plasticidad cerebral de la zona para que seamos capaces de que nuestra memoria de trabajo sea más eficiente.
Memoria de trabajo y TDAH
Según Barkley, la memoria de trabajo es una de las funciones ejecutivas más dañadas en TDAH. El déficit en la memoria del trabajo nos complica la posibilidad de resolver problemas, seguir instrucciones o reglas, lo que afecta a todos los ambientes de nuestra vida (escolar, familiar y social).
¿Cómo ayudarles?
- Usa soporte verbal y visual para que puedan recibir mejor la información.
- Evita secuencias largas de tareas.
- Simplifica los enunciados de las tareas.
- Escribe las tareas a realizar en la agenda y tacha las que ya se han realizado.
- Usa rutinas en casa.
- Haz actividades diseñadas para trabajar en mejorar la memoria de trabajo.
- Entrena su lenguaje interno con autoinstrucciones.