Hace unos días, nos reuníamos con las comisiones de salud y educación del Parlament de Cataluña las asociaciones miembro de la FCAFA TDAH. A lo largo de la reunión, hablábamos de cómo la sociedad continúa ignorando la salud mental en la infancia.
Aunque el TDAH es de los que más visitas a salud mental causa, no podemos olvidarnos de que hay más trastornos que se dan en la infancia y que debemos reconocer para mejorar la calidad de vida de muchos niños, niñas y sus familias. Así, los Trastornos del neurodesarrollo, trastornos de ansiedad o del estado de ánimo, se reconocen con la boca pequeña. Como si reconocerlos significase reconocer que tenemos un problema sobre el que no hemos actuado en la sociedad.
Es necesario que tanto en el ámbito de salud como en educación, los profesionales dispongan de las herramientas y formación necesarias para poder abordar la salud mental en la infancia. Al igual que las administraciones deberían poder dotar a estos sectores de recursos que les permitiesen realizar su trabajo con mayor eficiencia.
Entre el 15 y el 20% de los niños y adolescentes pueden presentar un trastorno mental en nuestro país
Hablar de salud mental y prevalencias supone llevarnos las manos a la cabeza. Lo que nos encontramos, tanto cuando hablamos de TDAH como de cualquier otro trastorno, es que la gente nos responde pensando que los trastornos mentales son algo «raro», que se da muy poco. La salud mental en la infancia ha sido un tabú y, si ahora hablamos más de ella es gracias al trabajo que asociaciones y profesionales están llevando a cabo para difundir y concienciar. Sin embargo, hay mucho camino por recorrer.
La prevalencia de trastornos mentales en infancia y adolescencia está entorno al 15-20%. Sin embargo, la las cifras que vemos en los centros públicos de salud mental no ronda el 5%. Son bailes de cifras que nos indican que aún tenemos barreras y dificultades en relación a la salud mental infantil que debemos trabajar.
Principales dificultades en salud mental en la infancia
Las dificultades que encontramos en el área de salud mental en la infancia comienzan mucho antes de plantearnos que puedan existir síntomas. Vivimos en una sociedad llena y mitos y estigma, lo que supone que en muchas ocasiones nos cueste llegar a comprender cuándo hay señales de alerta y cuándo no. Todos los mitos con los que convivimos acaban calando y en muchas ocasiones no acudimos a profesionales o acudimos tarde precisamente por esta gran barrera de entrada. El estigma en la sociedad es un enemigo de la salud mental y acaba afectando a la manera que tenemos de comprender y reaccionar ante cualquier sospecha de trastorno mental que surja en nuestro entorno. Por ello, es necesario seguir haciendo difusión y concienciación. Porque educar es la única forma de luchar contra ese monstruo.
Una vez pasada esta primera barrera, continuamos teniendo necesidades. En España, la rapidez del diagnóstico y la intervención psicológica depende del lugar donde vivas. Así, en algunas zonas las listas de espera en salud mental son demasiado altas y las muchas familias se ven obligadas a acudir a profesionales privados. En este sentido, cada vez más asociaciones ofrecen terapias a un precio más reducido, pero es el sistema público de salud el que debería garantizar que nuestra salud mental fuese atendida con calidad y sin plazos que supongan que nuestro bienestar dependa de nuestra suerte y nuestro bolsillo.
Finalmente, otra de las principales dificultades radica en la falta de coordinación entre muchos centros de salud mental en infancia y adolescencia y los centros educativos. Necesitamos más formación para maestros y profesores sobre salud mental. Necesitamos ratios más bajos en las aulas. Todos los trastornos que se dan en la infancia y adolescencia requieren de una atención especializada también en el centro educativo. Unas adaptaciones que pueden ir desde las más sencillas, hasta adaptaciones que conlleven otro tipo de exámenes, clases o apoyos. Conocer el panorama de salud mental en nuestro país es necesario para entender cómo debemos mejorar nuestros sistemas de educación y salud para desarrollar todo el potencial de los más pequeños y dotarles de herramientas que les permitan mejorar su calidad de vida.
Convivir con un trastorno mental es complicado, más si no entiendes lo que pasa y no dispones de herramientas. Hemos de comprender que recibir una correcta atención en salud mental también es parte de los derechos de la infancia. Debemos hacer que la sociedad esté más concienciada para evitar estigma y etiquetas innecesarias en los más pequeños que conviven con TDAH, TEA, Trastornos de ansiedad, trastornos de conducta… y un amplio etcétera. Tener un trastorno mental no es algo «raro» o «muy poco común», y empezar a hablar de ello es el primer paso para que, como sociedad, sepamos ser más tolerantes y aceptemos la diversidad que nos rodea.