El camino «normal» de una persona con TDAH es haber sido diagnosticado en su infancia y comenzar con la terapia desde ese momento. Sin embargo, sabemos que hay muchos casos de TDAH sin diagnosticar, por lo que realmente, para hacer este post, debemos pensar en ambas circunstancias.

En la adolescencia nuestra vida sufre un cambio complicado. Generalmente, somos más impulsivos y nos alejamos del ambiente familiar para dejarnos más llevar más por otros ambientes como el de nuestro grupo de amigos. Además, podemos vivir cambios en nuestra conducta debido a los cambios hormonales que se producen en nuestro cuerpo. Obviamente, si sumamos todo esto a las características propias del TDAH, podemos enfrentarnos a un verdadero huracán.

 

La adolescencia en niños que ya han sido diagnosticados con TDAH

Del huracán que hablábamos anteriormente no se libra nadie. Aunque llevemos años de terapia multimodal, la adolescencia sigue siendo nuestro huracán familiar. En el caso de los niños y niñas que ya han sido diagnosticados/as, los últimos estudios muestran que, en torno al 30% de casos el TDAH empieza a remitir en la adolescencia. Ya sea porque gracias a la terapia hemos conseguido nivelarnos o porque los síntomas que encontrábamos en la infancia empiezan a cambiar o manifestarse de otras formas en esta época. Pero ¿qué pasa con el 70% restante?

Como veníamos comentando, la adolescencia ya trae turbulencias por sí misma. Los cambios físicos que viven harán que existan ciertos desajustes en la medicación que deberemos controlar con el especialista que trabajéis, pero más allá de eso, nosotros os recomendamos:

El diagnóstico del TDAH en la adolescencia

Llegar a la adolescencia sin diagnosticar no sólo conlleva las problemáticas de las que hemos hablado, si no que además se vuelve algo más complicado debido a que no hemos tenido terapias o tratamientos que nos hayan ayudado a mejorar o controlar la situación. Por lo que ya somos unas bomba de relojería a la que la adolescencia está añadiendo más dinamita. Normalmente, durante la infancia y con una buena intervención, ellos mismos pueden aprender a controlarse, gestionar mejor sus emociones, etc. Imaginad qué pasa cuando no hemos aprendido nada de esto.

Aunque según el DSM o el CIE, el diagnóstico de TDAH debe darse en la infancia, no es raro que encontremos adolescentes no diagnosticados (al igual que adultos). Los síntomas del TDAH en la adolescencia son muy parecidos a los que encontramos en la infancia y que ya habéis visto en post anteriores. Los relacionados con la inatención, impulsividad e hiperactividad. Pero ¿qué nos podemos encontrar?

Básicamente, como veis, los síntomas son los mismos y en el caso en el que creáis que puede tener TDAH y no estar diagnosticado, lo mejor es acudir a un profesional que pueda hacer un diagnóstico claro diferenciando las circunstancias que vienen a ser lógicas en la adolescencia de el empeoramiento de las mismas que suele darse si lo unimos al TDAH.

Finalmente, decir que durante esta época, el nivel de exigencias a nivel de estudios, presión social por parte de los grupos de iguales, o la propia familia unidos al TDAH, pueden propiciar problemas relacionados con la ansiedad, problemas emocionales, adicciones… Por ello, es necesario siempre fomentar la comunicación en familia y procurar observar qué pasa para poder ir trabajando a tiempo. La adolescencia es una época complicada para cualquiera, sí, pero con el TDAH debemos estar también alerta.

Una respuesta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.